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La muerte de la familia

Numerosos movimientos en contra de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Numerosos movimientos en favor. Ambos argumentan el derecho a una familia. Tradicional los primeros; en libertad, los segundos. La concepción predominante es que la familia es la “base de la sociedad”, la espina dorsal como nación y como individuos. En 1971 David Cooper, representante del movimiento antipsiquiátrico, escribió uno de sus más importantes obras: La muerte de la familia. Cooper cuestiona de manera frontal la estructura familiar burguesa en sus cognotaciones patriarcales y monogámicas. Es en la familia –asegura- en donde se origina la locura. Su estructura represiva por excelencia reproduce las formas de dominación ideológica burguesa y es allí donde nacen muchos de los vicios sociales.

Independientemente de los argumentos esgrimidos, se percibe una intolerancia de ambas partes. El deseo de querer imponer su visión de familia de unos sobre otros. No hay nada más erróneo que ello. El respeto por el otro y la convicción de crecer en libertad son divisas que difícilmente observamos. En una sociedad democrática como la nuestra se debe favorecer el debate y la discusión, en donde se presenten los argumentos más sólidos de las distintas posturas, a la luz no solamente de una transformación como nación, sino también de una revolución de las estructuras psíquicas.

Los adultos de hoy somos los responsables de construir los adultos del mañana. Con visiones absolutistas y sin el respeto por otro no construiremos ciudadanos libres. Y eso debería de ocuparnos, no solamente porque se encuentra en juego la sana convivencia de los hombres sino la sobrevivencia de la sociedad misma. ¿Dónde están las instituciones responsables de asumir su verdadero rol de mediadoras de la sociedad? Y en el escenario un ominoso silencio.


@NVS_

Néstor Vargas Solano
Es Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública (UNAM). Tiene una Maestría en Gobierno y Asuntos Públicos (FLACSO) y la Especialización en Derecho Electoral (UNAM). Ha tomado diversos diplomados y seminarios.

Se ha desempeñado como investigador del Instituto Nacional de Administración Pública y como profesor de asignatura en la Universidad Iberoamericana ambos en el periodo 1996-1998; en 1999 ingresó al Instituto Electoral del Distrito Federal como Coordinador Distrital.
El 22 de diciembre de 2005 fue designado por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal como Consejero Electoral del Instituto Electoral del Distrito Federal.

Desde 2006 es catedrático honorario de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en las asignaturas: Sistema Electoral Mexicano, Introducción al Estudio del Derecho y Movimientos Sociales, Actores y Participación Política.

Es coautor de: La participación ciudadana en la reforma política del D. F, Centro de Estudios para la Reforma del Estado, No. 5 y 6, julio-diciembre, México 1998; Los números de propaganda electoral por televisión abierta, Revista Mexicana de Comunicación, No. 50, agosto-septiembre, México 1997.

Entre sus reconocimientos se encuentran:

  • Primer lugar del Servicio Profesional Electoral en la Evaluación Anual Integral 2002 y 2004 del Instituto Electoral del Distrito Federal.
  • Segundo lugar en el “Premio INAP” (1997), con la investigación: La participación de los ciudadanos en las políticas públicas. Apuntes para una democracia participativa en México.

A partir de la fecha en que tomó posesión como Consejero Electoral ha participado en diversas Comisiones y Comités del Consejo General. Actualmente es Presidente de la Comisión de Fiscalización.

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