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La Esperanza y el (¿Feliz?) Año Nuevo

Lo único cierto cada primer día del año es que los impuestos, derechos, y precios en general se elevan. Muy poco o nada cambia del treinta y uno de diciembre al primero de enero.

Por eso es un tanto extraño que cada fin de año los mexicanos sentimos que al terminar un ciclo anual se renueva todo, que los problemas se resolverán o al menos mejorarán, las metas propuestas serán, ahora sí, alcanzadas, y que sin duda el año que sigue será mejor.

Nada más alejado de la realidad. Al menos este 2015 trae grandes desafíos.

Empezando porque la economía mundial pasa por momentos inciertos que auguran un panorama sombrío que afectará a las economías de todos los países y especialmente a aquellas que de por sí ya son endebles. El poco crecimiento de la economía china, la caída de los precios del petróleo, la incertidumbre de la economía rusa, y el comportamiento del dólar son indicadores de una probable crisis económica mundial.

Lo anterior traerá consecuencias para el país, al bajar el precio del petróleo esta fuente de ingresos padece y agoniza. Aunado a que el turismo, otro tradicional manantial de entradas, también sufre por la inseguridad latente en el país. Además, la inseguridad no sólo física sino del estado de derecho afecta la inversión extranjera. La economía nacional tendrá pocos ingresos, poco crecimiento y la inflación subirá. Esto afectará directamente el bolsillo de cada mexicano.

Además de que la inseguridad afecta estos rubros económicos crea miedo. Hay una situación de miedo en la que vivimos los mexicanos cada día. Las fosas clandestinas, los decapitados, muertos en las calles o asesinados son parte del diario acontecer. Ya este año empezó con grandes hechos de violencia.

Con los hechos lamentables de Tlatlaya y Ayotzinapa, quedó de manifiesto lo que ya se sabía, la aterradora simbiosis existente entre algunas autoridades y la delincuencia. Esto trae elevados índices de impunidad y corrupción. Este tema es uno de los mayores problemas que enfrentaremos en 2015.

El medio político es hoy el espejo en el que se reflejan las mayores incapacidades y cánceres que nos aquejan. Se ha hecho política mala y mediocre. Los partidos políticos de supuesta oposición están y parece que así seguirán metidos en sus propios intentos de subsistir, exhibiendo sus peores caras. Esto impide que el partido en gobierno tenga los contrapesos necesarios para esforzarse en gobernar mejor.

A estos desafíos se une el tema de restaurar la capacidad de gobernar. Si a la incapacidad para solucionar los problemas se le suma la corrupción de las autoridades, no les será posible gobernar. En general tanto los gobiernos federales como estatales, de todos los colores y partidos, han presentado situaciones en las que ha habido conflictos de interés, moches y mala administración entre otros.

La calidad moral para gobernar se les ha ido de entre las manos. Será imperativo que los gobiernos se conduzcan con ética, transparencia, precisión y pericia en todos los ámbitos.

Sumemos a que en los años en los que hay procesos electorales traen per se su propio grado de tensión, de lo anterior no está exento el 2015, agravado en algunos estados por la inseguridad, o intereses encubiertos. En Guerrero algunos grupos al margen de la ley anunciaron que no permitirán el desarrollo de las elecciones en ese estado. Esta situación es una clara muestra de que el estado de derecho y el cumplimiento de la ley en México hoy por hoy están muy menoscabados.

Ante un panorama general tan complicado, lo peor que podemos hacer es perder la esperanza. No me refiero a la esperanza mágica de año nuevo, sino a aquella esperanza que implica trabajo diario, que se basa en la gente y no en gobierno, que exige disciplina y talento.

La misma esperanza que surgió de las ruinas del Distrito Federal en el temblor de 1985 cuando, ante un gobierno ausente, la ciudadanía tomó la tarea por y para sí, que rebasó a los incompetentes. Esa esperanza nació de una tragedia, de la muerte, tal y como hoy acontece. Es recordar y sentir ese supremo deseo de salir adelante que nos unió entonces como nunca antes y nos puede sacar adelante nuevamente.

Desde luego habrá que empezar por hacer lo que nos toca a cada uno; ser los primeros en cumplir la ley y demandar su cumplimiento. La única manera de que haya luz en este México no es que seamos unas luminarias que lo alumbremos todo, es más sencillo: que cada uno de nosotros prenda una vela……

¡Hasta la próxima!

Twitter @jaime63c

Jaime Calderón Gómez
Es licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana; con los grados de Maestría en Derecho Constitucional y Doctorado en derecho, con la Tesis titulada "La Protección de la vida privada y de los Datos Personales ante el Desarrollo de Internet, Un Desafío Normativo", ambos por la Universidad Marista.

Participo en el 4° Seminario Internacional Transparencia en las políticas económicas y sociales. INFODF y en el Tercer Congreso Internacional de Estudios Electorales, en la Universidad de Salamanca España.

Ha realizado los siguientes cursos y diplomados: Curso a distancia "El Derecho a la Protección de Datos Personales". Acreditado y validado por la Agencia Española de Datos Personales, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Fundación Centro de Educación a Distancia para el Desarrollo Económico y Tecnológico (CEDDET); "Curso de Derechos Humanos". Instituto Interamericano de Derechos Humanos. San José Costa Rica; “Curso de preceptoria para el Ejercicio de la Función Notarial”, organizado por el Colegio de Notarios del Distrito Federal; Diplomado en Derecho Notarial, Universidad Nacional Autónoma de México, Asociación Nacional del Notariado Mexicano y Diplomado en “Contratos”, Universidad Iberoamericana.

Catedrático en diversas universidades desde 1990, entre las que se encuentran: la Iberoamericana, Tecnológica de México, Anáhuac del Sur, Panamericana, La Salle, Latinoamericana, en las cuales ha impartido las cátedras de Derecho Notarial, Sistema Político Mexicano, Garantías individuales y Sociales, Sistema Jurídico Contemporáneo y Derechos Humanos, entre otras. A la fecha es docente en la Universidad Marista, donde imparte la cátedra de Derechos Humanos y forma parte del Claustro de Doctores, asesorando a los doctorantes en sus respectivos proyectos de investigación.

Ha participado en la Revista Jurídica RESPONSA con la elaboración de los artículos "El caso del señor Alfonso Martin del Campo Dodd. Un asunto que no debemos olvidar" y "Los instrumentos complementarios para la Protección de los Derechos Humanos".

Colaboro en las Notarias Públicas No. 5 y 168 del Distrito Federal. En 1999 en la creación del Instituto Electoral del Distrito Federal ( IEDF), se incorporo al mismo, como asesor de Consejero Electoral en el Instituto Electoral del Distrito Federal, en donde además de llevar a cabo labores jurídicas, desempeñó el cargo de Secretario Técnico de la Comisión de Evaluación de las Unidades de Comunicación Social, Contraloría Interna, Coordinación y Apoyo a los Órganos Desconcentrados y Documentación y Secretario en funciones de la Comisión de Capacitación Electoral y Educación Cívica.

Igualmente se desempeñó como Director General de Quejas y Orientación de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, (2001-2006), en dicha Dirección tuvo a su cargo las entonces direcciones de Orientación, de Recepción, Registro y Seguimiento de Quejas y las Unidades Desconcentradas, entre las que destacan las labores de atención a las y los ciudadanos las veinticuatro horas del día, los trescientos sesenta y cinco días del año y la recepción y registro de las quejas.

Además con la entrada en vigor de la Ley de Transparencia local en el año de 2003, tuvo a su cargo la atención de las solicitudes de información pública, la actualización del portal de transparencia, la capacitación de los servidores públicos y fue Consejero representante de dicha Comisión ante el entonces Consejo de Información Pública del Distrito Federal (CONSI), fungiendo además como integrante de la Comisión de Resoluciones y Recomendaciones, en la que se revisaban los proyectos de recursos de revisión y de elaboración de normatividad de dicho Consejo.

Actualmente se desempeña como titular de la Coordinación de Transparencia y Archivos del Tribunal Electoral del Distrito Federal, en donde supervisa el funcionamiento de la Oficina de Información Pública, en cuanto a la atención de las solicitudes de información pública, la clasificación de la información, y la salvaguarda y protección de los datos personales, y del cumplimiento de las obligaciones derivadas de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Distrito Federal y la Ley de Protección de Datos Personales para el Distrito Federal; asimismo, ha sido Secretario del Comité de Transparencia, coadyuvante en la capacitación de los servidores públicos en dichas materias y el cumplimiento de la publicidad de la información pública de oficio. En los años 2011 y 2012 derivado de la evaluación que el Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Distrito Federal realiza a todos los entes públicos del Distrito Federal, el Tribunal Electoral ha obtenido los primeros lugares en Prácticas de Transparencia y Protección de Datos Personales.

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