Inicio








La crisis de obesidad en México, los refrescos y un gobierno indolente

En los últimos años la obesidad se ha convertido en el principal problema de salud pública de nuestro país y en un grave obstáculo para la sustentabilidad de nuestro sistema de salud. En 2008, por ejemplo, entre gastos directos e indirectos, destinamos 68 mil millones de pesos a la atención de enfermedades asociadas a la obesidad que son prevenibles (ese año destinamos 19 mil millones a la UNAM).

Según los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, 7 de cada 10 mexicanos sufren de sobrepeso u obesidad. Nuestro país ocupa el nada honroso primer lugar tanto en obesidad infantil (13%) como en obesidad en mujeres (34%), y el segundo lugar en obesidad en adultos (31.7%) sólo detrás de los Estados Unidos (35.7%), donde ya se están tomando decisiones de política pública a diferencia nuestra. Adicionalmente habría que resaltar que la obesidad representa una de las causas más significativas de las enfermedades crónicas no transmisibles como el cáncer, diabetes, hipertensión e infartos, por citar algunas, las cuales provocan el 78% del total de muertes en el país.

Uno de los factores que más contribuye a los altos niveles de obesidad que tenemos en México es el consumo de refrescos y bebidas azucaradas. De acuerdo con OXFAM (@oxfam), aquí se consumen 163 litros de refresco por persona al año, 40% más de lo que consume un estadounidense en promedio (118 litros); lo cual nuevamente nos coloca en un nada decoroso primer lugar mundial.

Según el Dr. Kelly Brownell (@brownellyale), Director del Centro Rudd de la Universidad de Yale, la probabilidad de que un niño sea obeso aumenta en un 60% por cada porción extra de refresco que consume al día, demostrando que entre mayor sea el consumo de estas bebidas mayor será la probabilidad de padecer obesidad. Lo anterior es claro, puesto que diversos estudios han demostrado que una lata de 227 mililitros contiene al menos 150 calorías, 27 gramos de azúcar y ningún tipo de nutrientes, perjudicando la salud de quien la consume. Es por eso que en muchos lugares ya ubican a los refrescos como los principales generadores de “calorías vacías”.

Es clara la correlación entre el consumo de refrescos y la obesidad, además de que, como en el caso de los cigarros, no existe un nivel de consumo aceptable para ningún ser humano. Es decir, los refrescos, como los cigarros no aportan nada positivo al cuerpo (ninguna vitamina, proteína o mineral) y por el contrario sí perjudican su salud. Es por esto que países como Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Francia y Hungría, con niveles de obesidad inferiores a los de México, ya están implementando políticas fiscales (impuestos) para inhibir el consumo de estas bebidas, y recaudar fondos destinados a programas y estrategias para el control de la obesidad.

Ante este panorama, la industria refresquera está reaccionando para evitar que en México se tomen medidas similares. En este momento están llevando a cabo campañas de “responsabilidad social empresarial” para contrarrestar la enorme presión que se está generando en torno al consumo de refrescos en nuestro país. Ejemplo de lo anterior es la alianza entre la Fundación PepsiCo México, Quaker y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), firmada el 27 de julio pasado, la cual tiene el objetivo de “trabajar en programas de nutrición en los 125 municipios con el menor Índice de Desarrollo Humano en México”. En este sentido, también llama la atención que Coca-Cola junto con el Gobierno Federal esté organizando el 1er Congreso Internacional Actívate México (6 y 7 de septiembre de este año).

Resulta sumamente preocupante que el Gobierno Federal y organismos internacionales como la UNICEF, se presten a legitimar a una industria que está afectando la salud de los mexicanos. En lugar de apoyar la disminución del consumo de refrescos y con ello atacar una de las principales causas de la obesidad que padecemos los mexicanos, están contribuyendo a que esta epidemia siga afectando a millones de personas.

Estamos a unas semanas de que se conozcan los resultados de la nueva Encuesta Nacional de Salud y Nutrición; todo indica que los números reflejaran una situación aún más crítica, es decir, revelarán el fracaso del Presidente Felipe Calderón y de su gobierno en este tema, que podríamos definir como un gobierno cómplice e indolente.

Xiuh Tenorio
Es Licenciado en Ciencia Política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y actualmente cursa la maestría en Políticas Públicas Comparadas en FLACSO.

Es coordinador del Diplomado en Operación y Planeación Legislativa impartido por el ITAM.

Fue diputado en la IV Asamblea Legislativa del Distrito Federal y hasta octubre del año pasado se desempeñó como Coordinador General de Educación en el Distrito Federal.

Actualmente, es Senador suplente electo en la LXII Legislatura y Presidente Honorario de la Fundación Mídete.

Síguelo en Twitter: @xiuhtenorio