Las recientes medidas extraordinarias tomadas para intentar bajar la contaminación, desataron el enojo de la clase media que, en búsqueda de culpables, volcó de entrada contra el jefe de Gobierno.
Al correr los días se aclaró que estas decisiones son de carácter estrictamente técnico y las toma, con base en un órgano asesor, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), formada por el gobierno federal (la encabeza la Semarnat) y las entidades: Hidalgo, Puebla, Morelos, Tlaxcala, Estado de México y Ciudad de México.
En realidad Miguel Ángel Mancera actuó con sensatez y responsabilidad, porque la prioridad de cualquier gobierno es salvaguardar la vida de sus ciudadanos, especialmente cuando está en grave riesgo la salud pública. Mal hubiera hecho el doctor, si por ponderar su imagen pública, pospone las medidas.
También, fue un acierto del gobernante capitalino exigir cinco mil millones de pesos al gobierno federal, de entrada, para mejorar el transporte público de la Ciudad de México, porque sin una inversión importante es imposible mejorar de inmediato la red de trolebuses, el sistema Metrobús y menos el Sistema de Transporte Colectivo Metro.
Ojalá y el doctor Mancera encuentre sensibilidad y disposición de ayuda por parte del Secretario de Hacienda, para invertir de inmediato en mejorar el servicio público de transporte, aunque la primera señal fue de cerrazón y rechazo.
Y es que se requiere terminar de sustituir el parque vehicular de microbuses y autobuses obsoletos, sobre todo, en las zonas de penetración del transporte metropolitano que transita por los municipios conurbados del Edomex.
No olvidemos que en 2012, la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) fue declarada por la ONU como la tercera zona urbana más poblada del mundo. Por eso, mediante un convenio de coordinación el gobierno federal decretó, en octubre de 2013, la creación de la CAMe que, entre sus facultades, tiene la de implantar acciones y medidas para prevenir y controlar contingencias ambientales.
Lo que también es indispensable que haga la CAMe es, de cara a la sociedad, transparentar sus acciones, decisiones y proyecciones, porque además tiene entre sus atribuciones las de investigar, desarrollar tecnologías y programas para mejorar la calidad del aire en la ZMVM. Todos tenemos derechos a saber qué sucede, cómo se está atacando y hacia dónde nos encaminamos en materia ambiental.
Más allá de buscar culpables por la falta de políticas urbanas sustentables en los últimos 50 años, el reto inaplazable es exigir el diseño de un programa integral emergente con medidas efectivas de fondo, a corto, mediano y largo plazo, para responder al problema de la contaminación en la megalópolis, que afecta primordialmente a los capitalinos.
Ninguno de los integrantes de la CAMe puede hacerse a un lado. A todos, por igual, les corresponde ver el todo y no solo las partes para vigilar, trabajar y velar por mejorar el ambiente de la megalópolis.
Los integrantes de la CAMe, particularmente el gobierno federal, tienen que asumir con prontitud, responsabilidad y eficacia el reto. De lo contrario, será cada vez más difícil garantizar el futuro para las próximas generaciones en lo que, paradójicamente, fue la región más transparente. Una responsabilidad ineludible para nuestra generación