Tal parece, que encararemos el proceso electoral 2017-2018 con graves dificultades, carencias y vacíos de diversas naturalezas. Unos preexistentes y muy enraizados en la clase política mexicana con independencia de su color; y otros, creados ex profeso por esa misma clase política indolente, inconsecuente y desmedida en más de un sentido.
Vacíos personales y otros institucionales que en su conjunto, pueden tener o tendrán, un impacto poco deseable en el proceso electoral mismo y en sus resultados; y peor aún, en la democracia que aunque endeble y precaria, hemos buscado construir.
La reciente, sorprendente y muy cuestionada “remoción” del Fiscal Especializado para la Atención de Delitos Electorales, Doctor Santiago Nieto Castillo, es una prueba clara de que los operadores políticos del sistema y el Estado mexicano, harán uso de todos los recursos a su alcance para prevalecer en la elección del 2018. Aunque con ello, nos vayamos todos al desfiladero o como se dice, nos cargue el payaso.
Ya Tucídides desde el siglo V antes de Cristo, detectaba la necesidad de modular los arreglos sociales con una sana proporción entre la razón y la pasión para dotarles de estabilidad. Esa razón, contenida en ideas que a su vez, se contienen en acuerdos y normas que nos ha costado mucho en recursos y tiempo, construir. La razón, que atempera los arrebatos de la pasión. Algo que en estas latitudes, no se considera y mucho menos aplica.
Así es, vivimos en el país del perenne conflicto en el que vale más el diferendo que el ciudadano. Así es, vale mucho más que Usted y yo. Un país en el que el problema es más relevante que la certeza y que lo que hemos hecho como sociedad. La construcción de conceptos socialmente relevantes, es una labor compartida en la que los interlocutores al menos idealmente, deben imaginarse para una honesta generación de normas, políticas públicas y/o decisiones; en un plano abstracto de imparcialidad. Acá, tal ejercicio simplemente no se hace, no se quiere hacer y tampoco, parece ser imaginado.
Acá, aplican el “jalar agua para su molino”, el “hasta que me hizo justicia la Revolución”, el “póngame donde hay” o el “año de Hidalgo”. Los “Frentes Ciudadanos” no son tales al ser etiquetas creadas para disfrazar la añeja farsa de representación, los partidos no son sino oligarquías sectarias y los auto denominados “independientes”, son todos dependientes de algún partido.
Los vacíos éticos, morales, políticos y sociales, son evidentes y apestan.
Pero cuando el escenario no se podría haber pensado más desolador, siempre el “Papá Gobierno” (parafraseando al TRI) mexicano, nos sale con una nueva sorpresa; recargada, un poco más cínica y un mucho más dañina.
Se destituye al Dr. Nieto en un momento crucial, se le remueve de un cargo medular como el de Fiscal Especializado para la Atención de Delitos Electorales. Quien lo hace, es un ex Subprocurador que no tuvo más que entrarle al quite después de que el señor Presidente sin duda alguna, hizo renunciar al que le tiraba a ser el “Fiscal carnal”. ¡Vaya encomienda! ¡Vaya compromiso eso de ser alguien que la historia habrá de juzgar como un títere, un guiñapo, un esbirro y un remedo de abogado! Es lo mismo o peor que ser el fontanero de un sistema que es todo, una cloaca.
Presidencia de la República es el gran ausente en este tablero. Quizá, la vergüenza de no poder siquiera empezar a explicar las cosas, finalmente es tan grande que no pueden articular respuesta ante la forma en la que los sectores emprendedores, académicos, privados y de toda índole, han alzado la voz en contra de tan absurda decisión.
El agente que tiene una oportunidad histórica de marcar una diferencia y servir a los ideales de ponderación y control de la arbitrariedad que imaginaron Tucídides, Polibio, Cicerón, Montesquieu, Locke, Harrington, Coke, Hamilton y muchos otros grandes, es el Senado de la República.
El recién llegado “Encargado del Despacho”, me parece claro que no puede sin más, trastocar designaciones cuyo significado en materia de legitimidad enraizado en un diseño constitucional, le superan por mucho.
Él, pobre, se sacó si acaso, la rifa del tigre. Nada honroso su papel, eso es evidente. Algo de compasión debo decir que si me genera saber que alguien, quien sea, se presta a semejante papelón de hacerle la limpieza a un sistema que una y otra vez, ha probado ser corrupto, proteger la corrupción, promover la impunidad y ser aliado de la misma. El punto, es que igualmente claro es que esto, NO es una ocurrencia arribista o súbita inspiración legalista del “Encargado del Despacho.” Eso no existe en esos niveles. Todo perro tiene un dueño.
Sin entrar a discusiones que versan sobre lo jurídicamente cuestionable de la remoción del Dr. Nieto (sobre todo porque muy connotados administrativistas como el Dr. Xopa ya se han pronunciado meticulosamente al respecto), quizá sólo baste apuntar que en el caso, hay un notorio exceso de facultades por parte del “Encargado del Despacho” al haber actuado sin procedimiento, sin observancia en su caso, a la garantía de audiencia y así, en contra de principios y fundamentos básicos de nuestro diseño y entramado jurídico.
En efecto, se fue por la libre. Ello, aún cuando la legislación general electoral no es siquiera modificable al estar como lo está, abierto y en curso el proceso electoral. En tal sentido y en una lógica adecuada, era de asumirse o es de asumirse, que las instituciones y los órganos encargados y garantes de la legalidad electoral, NO son monedas de cambio político. Pero en este caso, le pidieron y dio. Lo requirieron y soltó. Lo corrompieron y seguramente, no por primera vez. Alguien que cede en eso siendo abogado o no lo es y le acomoda mejor ser una ramera, o no entiende lo que es ser un abogado y lo que ello implica.
Esperemos, que el Senado se asuma como el integrante del Poder que es a la luz de nuestro artículo 49 de la Constitución. Pues no fue Peña ni el “Encargado del Despacho” quienes designaron al Doctor Nieto en su momento, fue la Nación en su conjunto y que es por mucho, superior a cualquiera de los poderes constituidos.
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A mi juicio la instrucción
A mi juicio la instrucción viene de Presidencia, incluso me atrevo a decir del Consejero Jurídico de Presidencia. Lamentable el hecho ya q el pri y el gobierno federal evidencian las mismas actitudes q lo llevaron a perder el premio mayor de los cargos públicos, la titularidad del ejecutivo la todavía omnipotente Presidencia de la República, claro esta ya no tan jerárquicamente superior a los gobernadores q esta demostrado se le salen de control, pero suficiente para desplazar a quien la crítica o se le opone al proteger a sus amigos.