Como ya se sabe, el 2012 fue un año de retrocesos en la vida política de nuestro país, por un lado, en julio se consumó el regreso del PRI a la presidencia, un triunfo severamente cuestionado ante las enormes irregularidades suscitadas antes y después del proceso electoral, además, antes de que terminara el año se aprobó una reforma a la legislación laboral contraria en todos sentidos a los intereses de los trabajadores, la cual, fue sólo la primera de una serie de reformas de carácter estructural que tenían como fin, el desmantelamiento del Estado nacional para convertirlo en una empresa al servicio de los promotores del proyecto neoliberal.
Ya en el 2013 de la mano de las principales fuerzas políticas del país y mediante una negociación cupular denominada “Pacto por México”, se impulsaron y aprobaron también la reforma educativa (que a todas luces sólo fue una ampliación de la laboral pero esta vez atentando contra los derechos de los trabajadores de la educación); la reforma fiscal; la financiera; de telecomunicaciones; y por último la más desastrosa de todas, la energética, convenida y supeditada a las presiones e intereses de una estrategia decidida desde el exterior mediante la cual se llevó a cabo una privatización encubierta del petróleo mexicano entregando los recursos de la nación a las grandes corporaciones.
Ante este escenario y pese a lo que el gobierno federal, sus aliados, y todo su aparato de comunicación nos tratan de imponer de manera engañosa, la realidad es que las cosas en el país no marchan del todo bien, toda vez que la macroeconomía nacional permanece contraída y –aún- con las reformas, la inversión financiera y productiva continúan estancadas lo cual se ve reflejado en el los bajos niveles de empleo formal, pobreza y vulnerabilidad social.
Sin embargo, estamos convencidos que desde la izquierda y sumando a todas las fuerzas sociales, es posible diseñar e implementar una estrategia de acción política para modificar la dirección del desarrollo nacional y revertir las reformas estructurales que sólo pretenden beneficiar, como siempre, a unos cuantos. No es una casualidad que la firma inglesa WealthInsight haya pronosticado que en México habrá una explosión de millonarios, los cuales aumentarán un siete por ciento en 2014, situación que profundizará aún más la brecha entre ricos y pobres.
Es necesario que nos unamos cada vez más a las causas sociales y acercar de nuevo al partido con los ciudadanos, ser una verdadera oposición al “nuevo” régimen, críticos ante la agenda nacional, debemos demostrar a los ciudadanos que sí se pueden mejorar sus condiciones de vida, es decir, que sí hay de otra. Este será un año de lucha, tenemos que trabajar intensamente para obligar al gobierno federal que de marcha atrás a su estrategia de desmantelamiento del estado democrático de México.
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