El contexto actual de violencia y criminalidad es crítico y tiene que ver con las estructuras políticas y sociales del Estado.
A diario escuchamos el llamado, el reclamo y el ahelo de justicia y de paz.
Lamentablemente conforme pasan los días, y hay que decirlo también los meses y años, el mapa de injusticia e impunidad se extiende y va provocando la indignación, tristeza y disgusto por la herida que nos han causado los escenarios y procesos que estamos viviendo.
Hoy como nunca resulta indispensable fortalecer el Estado de derecho, el acceso a la justicia y el ejercicio pleno del derecho a la verdad., de lo contrario seguiremos obtaculizando el camino hacia el reconocimiento y respeto por la dignidad humana que está estrechamente vinculada a la paz que tanto anhelamos.
El concepto de Derechos Humanos es conocido y utilizado, pero hoy se comprueba con enorme pesar, enfado e indignación que no se ha entendido la necesidad urgente de discernir y comprender suficientemente los alcances de lo que significa garantizarlos, respetarlos, promoverlos y ejercerlos.
No más dolorosas historias y no más atropellos que nos alejan de la posibilidad de vivir en paz.
Estamos llegando muy tarde a la cita con la justicia y como refiere Miguel de Cervantes ̈...en la tardanza dicen que suele estar el peligro... ̈
Tenermos que despertar a la conciencia y entender que es a través de acciones, siempre con un enfoque de respeto a los derechos humanos, de participación social e intergubernamental, que podremos ejercer nuestro derecho a vivir en paz y con dignidad.
La tarea es urgente y compleja pues no resultará fácil reconstruccir un Estado garante de derechos y justo.
Sólo a través del respeto a los Derechos Humanos se puede dar cabida a una sociedad democrática y en paz.
